Cantor, guitarrero y chupacaña
Después de
la reprimenda de mi abuela Elsa Murillo ante la irresponsabilidad de traer
escoltas presidenciales a guitarrear a la casa, el Chupa decidió cantar una
pieza de Horacio Guarany que se sabía de memoria: Adiós, amada. Por supuesto, los músicos del cantautor chaqueño lo
acompañaron. De pronto, Horacio Guarany interrumpió levemente para hacer notar un
cambio inexplicable en el tercer verso de su canción. En vez de decir "te
amo y la palabra mueve", el Chupa cantaba "te amo y la razón se
impone". Sin embargo, con el candor de siempre, mi abuelo siguió
interpretando la canción a sus anchas y sin darle mayor importancia a aquella
observación, desatendió las "sugerencias" del compositor argentino.
Terminada la pieza, el Chupa, en amena charla con Guarany, por poco lo
convenció de que era él quien estaba confundiendo la letra de su propia canción.
El oído
musical del Chupa Riveros y su relación con la interpretación y la voz opera
más allá de esta anécdota y se deja sentir en los conjuntos musicales de los que
formó parte (Los Chinacos y Los Cañas), en sus vehementes vivas de carácter
masivo (ya sea en stadiums o en marchas), en su gusto por los espectáculos
dramáticos y, por supuesto, en el grito de guerra K´alatakaya Warikasaya (que él pronunciaba correctamente en aymara
y en el orden acústico que consideraba de mayor resonancia). En pocas palabras,
mi abuelo tenía una voz propia para nombrar el mundo. Fue así que el canto se
congregó en el corazón mismo de su personalidad y se sintetizó en el nombre con
el que ahora lo conocemos todos, pues se sabe que el apodo "Chupa" salió
de un vals que él comenzó a cantar en 1938.
Según
contaba mi abuelo, su cuñado cantaba el vals China hereje en asiduas serenatas a su hermana mayor Aida Riveros.
El Chupa escuchó tantas veces ese vals que terminó aprendiéndolo de memoria. En
ese entonces él formaba parte de la Brigada de Boyscouts "Hugo
Montes" comandada por su amigo y maestro Carlos Pozo Trigo. Con esta
brigada el Chupa viajó a Los Yungas. En aquel viaje le tocó cantar una canción
y no sabía otra tan bien como China
hereje.
El vals que
el Chupa cantó aquella vez por un fabuloso azar del destino fue compuesto
originalmente por el payador uruguayo Juan Pedro López y popularizado por
Carlos Gardel, quien grabó la canción en 1923 para el sello Odeon. Esta misma
grabación de Gardel fue reeditada poco después en Perú por el sello Arto. La
reedición peruana no señalaba el intérprete y se limitaba al título de la
canción. En el número 520 (mayo de 1925) del fabuloso semanario El Cancionero de Lima (publicación donde
quedaron registradas las canciones de moda que recorrían las gargantas limeñas),
se anota que China hereje es un tango
argentino popular, interpretado aquel año por Alberto Peirano y Demetrio Hija
en el cine teatro Apolo de la calle Chirimoyo. A pesar de este dato, la omisión
del nombre de Gardel en el disco del sello Arto, además de la constante
resonancia de China hereje en el
paseo de Rímac y la popularidad que le dieron agrupaciones y solistas como Pancho
Ferreyros, Los Morochucos, Luis Abelardo Nuñez, Los Romanceros Criollos, entre otros,
hicieron que por mucho tiempo la canción escrita por el payador uruguayo fuese
considerada un vals peruano. Sin embargo, palabras como calandria (ave rioplatense) y china
(mujer querida y aindiada en el lunfardo) siempre suscitaron sospechas. En
todo caso, habrá que decir que la letra de China
hereje publicada en El cancionero de
Lima es distinta a la versión original de López y así, recortada y
adaptada, es la que más se conoce por estos lares. Uno de los cambios que nos
concierne particularmente es el que se da en el tercer y cuarto verso. La
canción grabada por Gardel dice "y no ves china boba que yo soy / buen
cantor, guitarrero y chupo caña". Mientras que la más conocida de las
versiones peruanas dice "tú no sabes china boba quién soy yo / buen
cantor, guitarrista y chupa caña". No hace falta decir que el Chupa
Riveros escuchó la versión peruana, con el añadido de que él interpretaba la
frase "chupa caña" con un adjetivo de su invención: chupacaña. Esta palabra que emergía de
su imaginación con brillo propio le daría el apodo de Chupacaña, el cual se abrevió
a Chupa. Qué duda cabe que el abuelo traía consigo una voz; es decir, un
lenguaje natural y espontáneo para nombrar el mundo.
A
continuación —con un tanto de memoria y otro de investigación hemerográfica—,
consigno la letra de China hereje
según la cantaba mi abuelo. El lector curioso, al comparar ésta con las versiones
habidas y por haber, vislumbrará el espíritu del Chupa Riveros.
China Hereje
Te fuiste de mi lado china hereje
para burlarte mujer de mi desgracia
pero no sabes china boba quién soy
yo
soy cantor, guitarrero y chupacaña
soy cantor, guitarrero y chupacaña.
Me duele el corazón con tal
violencia
que arrancarlo de mi pecho yo
quisiera
llevarlo de la mano hasta tu lecho
y oprimirlo fuertemente hasta que
muera
y oprimirlo fuertemente hasta que
muera.
Para qué quieres saber si estoy
sufriendo
para qué quieres saber de mi
desgracia
si no tienes sentimiento ni cariño
si no tienes corazón no vale nada.
si no tienes corazón no vale nada.
Patrón patrón sirva usted más caña
se me ha atorado un huesito en la
garganta
hace tiempo que vivo yo borracho
vaya al diablo el perrito y la
calandria
vaya al diablo el perrito y la calandria.
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