El sentido

–¿Cómo se siente?
–Qué.
–¿Cómo se siente usted?
–No me siento.
–¿Si…?
–Sí. No me siento.
–¿No se siente qué?
–No se siente nada.
–¿Cómo está usted?
–Buena pregunta.
–¿Por qué le parece buena?
–Porque es difícil.
–¿Cómo?
–No sé cómo estoy. La cosa es que estoy, a pesar de que no me sienta.
–Lo siento.
–Gracias. Yo no lo siento. Pero no estoy muerto.
–¿Qué no siente?
–No siento nada. Sólo siento eso.
–¿Cuál?
–No sentir nada.
–¿A usted no le importa nada?
–Exacto.
–¿Para qué vino aquí?
–Pensé que usted podría ayudarme.
–¿En qué?
–En sentirme.
–¿Sentirse qué?
–Vivo.
–¿Usted piensa que está muerto?
–En realidad pienso que estoy vivo.
–Pero se siente muerto…
–Algo así.
–¿Usted quiere que lo resucite?
–Usted no puede hacer eso. Sólo quiero que me arregle un poco para que yo pueda resucitar por mi cuenta.
–¿Cómo?
–Con algún medicamento, receta, algo.
–Ya lo revisé. Usted está sano.
–No, no lo estoy.
–Entonces tiene una enfermedad que yo no conozco.
–Yo la conozco. Pero no sé si es enfermedad.
–¿De qué se trata?
–De nada.
–¿Es una broma?
–Algunos opinan que sí. Aunque al comienzo no es muy chistosa.
–Lo sé.
–¿La conoce entonces?
–No, pero no me parece chistosa.
–¿Cómo sabe, si no la conoce?
–Usted me la acaba de hacer.
–¿Qué?
–La broma.
–No podría. Esa broma no se hace. Sólo aparece un rato de esos, cuando estás a solas.
–¿Cuál es la broma?
–Que te das cuenta que ya no sientes, y que alguien vive tu vida, y tu vives dentro de ti, pero sin sentirte.
–¿Quiere decir que su enfermedad es la broma?
–No sé. Eso leí en algún lado.
–¿Usted qué opina?
–Que puede ser cualquier cosa.
–¿Cuál es su nombre?
–No sé qué llamarme.
–Vuelva cuando lo sepa.
–Cuando lo sepa no lo necesitaré.
–Bien dicho. Ahí tiene su receta.


Comentarios

Entradas populares de este blog

David Markson, la novela y la escritura fragmentaria

Butes y las sirenas (entorno a un libro de Pascal Quignard)

La obra de la mirada. En torno a La tridestilación de la ventana, de Jaime Taborga